Para 4 personas
INGREDIENTES:
- 24 mejillones grandes
- 1 cebolla mediana
- 1 limón
- 75 gramos de mantequilla
- 150 mililitros de vino blanco
- 2 cucharadas soperas de harina
- 1 hoja de laurel
- 2 ramas de perejil
- 1 pizca de tomillo
- 1 pizca de pimienta negra molida
- Sal
ELABORACIÓN:
Limpiamos bien los mejillones (incrustaciones y barbas) y pasamos por el
grifo de agua fría.
Los ponemos a cocer en una olla con el vino blanco, el perejil, el
tomillo, el laurel, un cuarto de la cebolla y el zumo de un limón.
Mientras tanto, picamos finamente el resto de la cebolla.
Una vez abiertos, retiramos del fuego, quitamos la valva sobrante y colocamos
los mejillones en una bandeja de horno.
Añadimos un poco de sal a cada uno de los mejillones (no si utilizamos
mantequilla con sal para cocinar) y dejamos reposar unos segundos. Colamos el
caldo de la cocción y lo reservamos.
Ponemos una sartén, a fuego medio, y añadimos la mantequilla. Cuando
empiece a derretirse incorporamos la cebolla picada. Dejamos unos minutos para
que la cebolla se vaya haciendo.
Cuando la cebolla empiece a dorar muy ligeramente, esparcimos la harina
por encima, removiendo unos segundos para que la harina pierda el sabor a
cruda.
Añadimos poco a poco el caldo reservado, removiendo continuamente con una
cuchara de madera, hasta obtener una crema espesa.
Añadimos pimienta y sal al gusto, pero sin pasarnos.
Cubrimos los mejillones, que tenemos en la bandeja, con la salsa.
Precalentamos el horno a 180 oC. Colocamos la bandeja y
dejamos gratinar hasta que veamos que empieza a dorarse la salsa.
Cuando estén listos, los retiramos y los servimos.
Si al hacer la salsa no tuviéramos
caldo suficiente añadiremos un poco de agua.
El mejillón que no se abra o esté
roto se desecha.
Mejor utilizar mantequilla sin sal,
pero si la utilizamos con sal, tendremos que tener mucho cuidado (con la sal)
en el resto del proceso.