Para 4 – 6 personas
INGREDIENTES:
- 4 patatas medianas
- 2 cebollas pequeñas
- 3 tomates maduros
- 3 dientes de ajo
- 3 ramas de perejil
- 1 puñado de granos de pimienta negra
- 300 mililitros de vino blanco
- 250 mililitros de aceite de oliva virgen extra
- Sal
Pelamos, lavamos y cortamos en rodajas de medio centímetro las patatas.
Picamos finas y por separado cada una de las cebollas. Lavamos y cortamos en
rodajas finas los tomates.
En un mortero ponemos: los dientes de ajo pelados, los granos de pimienta
y las hojas de perejil. Majamos todo
hasta que nos quede una pasta fina; añadimos un poco de vino y disolvemos.
Cogemos una bandeja de horno y la untamos de aceite. Cubrimos el fondo
con las rodajas de patata.
Encima extendemos una de las cebollas picadas. Espolvoreamos con sal.
Cubrimos con las rodajas de tomate y volvemos a poner sal.
Rociamos la superficie con la mitad del majado.
Volvemos a realizar la misma operación con las patatas, la otra cebolla y
el tomate. Añadimos el resto del vino que nos queda y espolvoreamos la
superficie con el resto del majado. Regamos toda la superficie con el aceite.
Mientras tanto, habremos puesto a calentar el horno a 220 oC.
Cuando el horno esté bien caliente metemos la bandeja y dejamos hacer unos 30
minutos.
Sacamos y servimos.
El tiempo de cocción irá en función
del tipo de horno que tengamos. También dependerá del tipo de patata que
utilicemos y del grosor que le demos a las rodajas. Lo que haremos, cuando
creamos que pueden estar hechas las patatas, es abrir el horno y con la punta
de un cuchillo pequeño u otro utensilio pinchar sobre ellas; si el cuchillo,
sin hacer ninguna presión, se hunde en la patata es que está hecha.
La pimienta, el ajo y el perejil lo ponéis
a vuestro gusto.
Opcionalmente, ha sido nuestro caso, al
final, lo hemos puesto a gratinar durante 8 – 10 minutos.
Hemos utilizado 3 tomates, aunque
como puede verse en la foto de los ingredientes, solo hay 2.
El que sea para 4 ó 6 personas
dependerá de lo comilones que seamos.